lunes, 11 de marzo de 2013

Relato corto.

La taza de chocolate mantenía mis manos calientes mientras todo mi cuerpo tiritaba de frío. La música alegre retumbaba por todo el salón, pequeño pero a la vez acogedor. Cansada de estar sentada en la silla, me levanté con energía, subí el volumen de la música y me puse a bailar. Mi cuerpo empezó a notar el cambio y el frío desvaneció. Me movía al son de la música y mi cabello revoloteaba en el aire. Me sumergí en un mundo alegre en el que no quería salir, un mundo donde yo era la reina de todo, donde no había reglas. Paré unos segundos y cuando alcé la vista lo vi asomado en la ventana. Con su aire desenfado y una amplia sonrisa en la cara. Una sonrisa dulce, cariñosa, fiel y tierna. Me acerqué a la ventana con nerviosismo y le sonreí.
-Buenos días, vecino. 
-Buenos son si te veo bailar así todas las mañanas.
Sonreí tímidamente al escuchar aquello.
-Supongo que siempre está bien empezar el día con energía -dijo seguidamente.
Cerró la ventana y me dedicó su preciosa sonrisa, que le devolví al instante. 


1 comentario:

  1. Me encanta la canción que has puesto para que escuchemos "La valse d'Amelie"
    Me recuerda a algo! :)
    Ahh!! Me encanta como escribes, espero decírtelo más a menudo!

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