¿Qué puedo decir hoy? Bueno, más bien, que puedo escribir. Pues bien, sobre mi cabeza ronda una cosa. Siento que pasa el tiempo ante mis ojos y no lo aprovecho. Pero luego pienso en como aprovecharlo en un pueblo en el que no hay nada que ver, ni que experimentar, ni nada. Siento que quiero comerme el mundo y aún no me sirven el plato. Me desespero en mi silla, esperando que salga el camarero con mi plato y que me lo sirva por fin, pero nadie sale por la puerta de la cocina. Me desespero. Tengo hambre de mundo.
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