Las ganas de volver a verlos y abrazarlos son increíbles, y cada noche (no exagero),sueño que están aquí conmigo y la alegría al verlos de nuevo es tanta que incluso lloró de la emoción. Entonces, rebosante de felicidad corro a abrazarlos y me siento bien, como si nunca hubiera habido distancia de por medio. Y así todas las noches. Lo peor es al despertarme y darme cuenta de que no están aquí, es ahí cuando noto un vacío en el pecho que incluso duele.
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